La sociedad de hoy en día ha normalizado tanto el estrés que, muchas personas, a día de hoy, desconocen qué es realmente y hasta qué punto puede afectarnos. Numerosos estudios lo definen como un sentimiento de tensión física o emocional, el cual se manifiesta como una reacción fisiológica del organismo, generando una respuesta automática ante condiciones externas que son percibidas por la persona como una amenaza, demanda o desafío. Mediante este proceso se activa un mecanismo de defensa que puede llevar a alterar el equilibrio físico y emocional de las personas.
¿Cómo se manifiesta?
Actualmente, cerca del 42% de la población española siente estrés frecuentemente o de manera continuada, pudiendo convertirse en crónico. Estos datos sin duda son alarmantes, y un gran problema del estrés es que, muchos de los síntomas los relacionamos a menudo con otras enfermedades, siendo en ocasiones difícil para las personas reconocer lo que está padeciendo.
Por ello, es esencial conocer los principales síntomas que puede padecer una persona que sufra estrés:
- Dolor de cabeza, este síntoma es el más frecuente, causado por la tensión muscular que ejercemos sobre la cabeza, mandíbula o cuello.
- Falta de energía, concentración o pérdidas de memoria durante el día, esto se debe en cierta parte porque prestamos demasiada atención o energía a un tema determinado y nos olvidamos de todo lo demás.
- Rigidez de mandíbula o cuello, al mantener nuestro cuerpo en constante tensión.
- Alteraciones intestinales, como diarrea o estreñimiento.
- Problemas cardiovasculares y musculoesquelético, cuando se lleva mucho tiempo sufriendo estrés.
- Sensación de cansancio constante y prolongado en el tiempo.
- Insomnio o exceso de sueño, los problemas para dormir suelen ser muy habituales, consiste en la dificultad para tener un descanso reparador durante la noche.
- Problemas de salud mental como ansiedad o depresión.
- Dolores estomacales, relacionados con las prisas y los malos hábitos alimenticios, los cuales pueden desembocar en un aumento o pérdida de peso.
Tipos de estrés
Para poder clasificar que tipo de estrés sufre cada persona, es imprescindible conocer que síntomas son los que está sufriendo la persona y en qué grado les está afectando, y sobre todo, siempre dejar en manos de profesionales el diagnostico final. Estos son cuatro tipos de estrés más comunes:
- Estrés normal: es el más frecuente de todos, se presenta normalmente como una reacción a una exigencia o presión puntual, su tiempo de duración es corto y se puede manejar o tratar fácilmente. Su sintomatología es leve como cansancio, síntomas tensionales, pies y manos frías.
- Estrés patológico: se manifiesta de forma intensa por periodos prolongados de tiempo, causa problemas físicos y psicológicos y acaba derivando en un estrés crónico y nocivo que desemboca en ansiedad o depresión.
- Estrés postraumático: es aquel que se desencadena ante sucesos trágicos como pueden ser un accidente de tráfico o desastre natural. A raíz de estos acontecimientos, las personas tienen pensamientos negativos o catastróficos de forma frecuente relacionados con las situaciones que vivieron en el pasado. Aunque este tipo de estrés aparece en todos los rangos de edad, es más frecuente en los niños.
- Estrés laboral: es identificado como un conjunto de reacciones nocivas, emocionales y físicas que tienen lugar cuando las exigencias en el ámbito laboral superan los recursos, capacidades y necesidades que tiene el trabajador para hacerles frente, es decir, cuando se trabaja bajo presión. Según un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 28% de los trabajadores europeos padece de estrés laboral.
¿Cómo combatirlo?
Los expertos recomiendan diferentes técnicas para luchar contra el estrés y reducirlo. Para empezar este proceso, es importante reconocer las situaciones de estrés a las que nos enfrentamos y qué causas las provocan. Además de evitar las costumbres perjudiciales para paliarlo como pueden ser comer, beber alcohol y fumar en exceso.
Las pautas más aconsejables son las siguientes:
- Aceptar que hay situaciones que no podemos cambiar por mucho que queramos y aprender a enfrentarnos a ellas de la mejor forma posible y cambiando algunos aspectos.
- Evitar o alejarse en la medida de lo posible de todo aquello que nos cause estrés y aprender a poner límites en las tareas del ámbito familiar o laboral.
- Practicar ejercicio físico o técnicas de relajación como yoga o meditación.
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El estrés nos afecta de una manera directa a la salud, en algunos casos facilitando la aparición de determinadas enfermedades o acelerando el progreso de una enfermedad ya crónica. O de forma indirecta estimulando la realización de conductas nocivas o reduciendo la probabilidad de que aparezcan conductas saludables.
Según un estudio, 9 de cada 10 españoles declara haber sufrido estrés en los últimos 12 meses, aunque el 57,70% lo sufre ocasionalmente. Además, el 90,50% de los encuestados afirma que el estrés impacta bastante o considerablemente sobre su salud, tanto física como psicológica.
Desde el comienzo de nuestra vida estamos apegados a un muñeco. Este tipo de juguete o muñeco activan distintas áreas de nuestro cerebro que permiten el desarrollo de, como, por ejemplo, la empatía y distintas habilidades beneficiosas en los menores sin importar el género.
Son numerosas los beneficios de usar un muñeco para desestresarse y calmar los nervios, como por ejemplo su uso potencia el bienestar asociado al sentido del tacto, ejercita la flexibilidad y trabaja la musculatura de las manos, mejora nuestro estado de ánimo, desvía la atención y nos relaja.
Se ha comprobado que ante estas situaciones disponer de un muñeco puede mejorar el bienestar psicológico. Por otra parte, también se ha observado que el uso de robots puede aliviar el estrés fisiológico, reducir la ansiedad y los niveles de estrés, así como mejorar el estado de ánimo, afectividad positiva y felicidad.
Nuestra neuropsicóloga, Sara Mora Simón, nos aclara en el siguiente vídeo todas las utilidades y ventajas que tiene el uso de esta.
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