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La demencia vascular y sus características

La demencia vascular es el deterioro cognitivo secundario a lesiones cerebrales causadas por enfermedades cerebrovasculares (ECV), con intensidad suficiente para interferir en las actividades de la vida diaria.

Se caracteriza por problemas con el razonamiento, la planificación, el juicio, la memoria y otros procesos mentales provocados por el daño cerebral a causa de la disminución del flujo sanguíneo al cerebro.

Este trastorno es el segundo subtipo de demencia más frecuente tras el alzhéimer. En Europa, de acuerdo con los resultados del consorcio EURODEM, el 1,4% en mayores de 64 años sufren la enfermedad. Además, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) a medida que la población mundial envejece, el número de personas que padece demencia se triplicará y pasará de 50 millones a 152 millones en 2050.

¿Por qué se produce?

La demencia vascular tiene su origen en afecciones que dañan los vasos sanguíneos del cerebro y reducen su capacidad para suministrar sangre a ese órgano en las cantidades necesarias para nutrirlo y oxigenarlo. De forma que, no se puede ejecutar los procesos de pensamiento de forma eficaz. Estas son las patologías más comunes:

¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas de la demencia vascular varían, dependiendo de la parte del cerebro donde disminuya el flujo sanguíneo. Las patologías suelen coincidir con los de otros tipos de demencia, en especial con la demencia de la enfermedad de Alzheimer.

Sin embargo, a diferencia del alzhéimer, los síntomas más importantes de la demencia vascular afectan a la velocidad del pensamiento y a la resolución de problemas en lugar de a la pérdida de memoria. La sintomatología más común es la siguiente:

Prevención

La salud de los vasos sanguíneos del cerebro está muy vinculada con la salud general del corazón. Tomar las siguientes medidas para mantener el corazón sano ayuda a reducir el riesgo de tener demencia vascular:

Diagnóstico y tratamiento

Para diagnosticar la demencia vascular, el médico hará un estudio de los problemas que tiene en las actividades diarias, en hacer pruebas de memoria o pensamiento, entre otras. Normalmente, se utilizan el historial clínico, la información sobre el estilo de vida y pruebas de imágenes cerebrales para ayudar a determinar si la demencia vascular es la causa de los síntomas.

Actualmente, no existe ningún tratamiento para revertir el daño cerebral causado por un accidente cerebrovascular. Sin embargo, existen medicamentos para su prevención, como los anticoagulantes, los cuales ayudan a disminuir el riesgo de ocasionar más daños al cerebro. También, los medicamentos que ayudan a tratar los síntomas de la enfermedad de Alzheimer pueden beneficiar a las personas con demencia vascular temprana.

La ayuda de Apapachoa

Los muñecos Apapachoa son una terapia no farmacológica y alternativa que ofrece una técnica psicoafectiva para satisfacer las necesidades de las personas con demencia vascular. La interacción entre la persona con demencia y el muñeco activa instintos naturales relacionados con el cuidado, promoviendo de esta manera la comunicación afectiva. Se pueden utilizar en todas las etapas de la enfermedad, tanto en las fases más avanzadas como en las más leves y moderadas.

Los beneficios de nuestros muñecos terapéuticos son aliviar los síntomas psicológicos y conductuales de la demencia vascular. El muñeco ayuda a recuperar los recuerdos y emociones perdidas a la vez que estimula las capacidades sensoriales, cognitivas y funcionales de la persona.

En situaciones de aislamiento y de inexpresividad con el entorno, se fomentan las habilidades de comunicación mediante la verbalización con el muñeco. Muchas personas comienzan a volver a hablar de nuevo cuando tienen un muñeco en sus brazos, con el simple gesto afectivo de cantar una canción o nana. También, son de gran utilidad como medio de comunicación entre el cuidador y el paciente.

Con el simple hecho de acariciarlo se reducen los procesos de agitación y agresividad que suelen presentar las personas con este trastorno, disminuyendo los estados de frustración y promoviendo la expresión de emociones y sentimientos positivos que mejoran su bienestar.  

Asimismo, se observan otros beneficios como el aumento de la motivación e iniciativa en sus actividades diarias, favoreciendo el desarrollo bi manual y motriz de las personas que padecen esta dolencia. Esto da lugar a una mayor autonomía e independencia que tiene un impacto positivo en su autoestima. De esta manera, se consigue un incremento de su calidad de vida y como consecuencia de su entorno más cercano, como familiares y cuidadores.

Nuestra neuropsicóloga, Sara Mora Simón, nos amplía toda la información y nos da las principales claves de esta terapia.

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