Cómo reconocer, prevenir y afrontar la depresión
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la depresión como “una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas, durante al menos dos semanas”.
La depresión es uno de los trastornos más frecuentes, ya que según datos oficiales afecta a unos 280 millones de personas en el mundo. En España, alrededor del 6,7% de la población sufre depresión, impactando el doble sobre las mujeres en torno a un 9,2% frente al 4% de los hombres.
Además de todo ello, en la actualidad, la depresión representa la principal causa de discapacidad en el mundo y una de las principales causas de suicidio.
¿Cuáles son las causas?
Estudios afirman que “la depresión se debe un tercio a la herencia genética y en dos tercios al ambiente”. Por ello, algunas enfermedades crónicas pueden aumentar el riesgo de sufrir depresión, como son la obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer o enfermedades neurológicas. No obstante, las causas se clasifican en:
- Genéticas: la depresión se hereda en aproximadamente un 40%, las personas con un familiar de primer grado con depresión pueden llegar a tener un riesgo de dos a cuatro veces mayor de sufrir depresión.
- Ambientales: pueden ser acontecimientos adversos vividos durante la infancia como situaciones de abuso infantil o ambientes de violencia familiar. Pero también hay múltiples sucesos como pueden ser problemas laborales, económicos, sociales, sentimentales, la pérdida de un ser querido o enfermedades propias o de familiares.
- Temperamentales: las personas con rasgos neuróticos de la personalidad, es decir, personas inseguras, ansiosas e inestables tienen más tendencia a sufrir depresión ante situaciones cotidianas de estrés. También las personas con rasgos depresivos (melancolía, pesimismo y problemas de autoestima) en su personalidad.
¿Qué síntomas tiene?
Los síntomas deben de manifestarse durante al menos 2 semanas para poder ser diagnosticado correctamente de depresión. Se pueden clasificar los síntomas en cuatro grupos generales y con ello agrupar todas las sintomatologías:
- Afectivos: son los más conocidos, la persona pierde el sentido del humor, se encuentra desanimada, triste o desesperanzada y puede experimentar dolores físicos relacionados con ello. Se siente inútil, tiene una valoración negativa sobre su persona y con un sentimiento de culpa constante.
- Cognitivos: tienen que ver con la dificultad para concentrarse, pensar o tomar decisiones. Las personas tienen problemas de memoria, y en los niños o adolescentes se puede manifestar con una disminución en el rendimiento académico. Es una de las principales causas de baja laboral en adultos.
- Volitivos: son los relacionados con la pérdida de interés y placer en sus actividades favoritas, la persona ya no disfruta como lo hacía antes. El sentimiento de apatía da lugar a un abandono de las obligaciones en su higiene corporal, domésticas y laborales.
- Físicos: son aquellos que afectan al sueño, apetito, peso y cansancio. Las personas pueden experimentar insomnio, pérdida de peso y sentirse sin energía o cansados sin realizar ninguna actividad física o intelectual. También sufrir de dolores generalizados o difusos.
Tipos de depresión
Los síntomas pueden ser leves, moderados o graves. Dependiendo de los síntomas y la intensidad de cada uno de ellos se puede clasificar la depresión de diferentes formas:
- Trastorno depresivo mayor: es el que aglutina la mayoría de los síntomas y se puede experimentar una sola y única vez en la vida.
- Trastorno depresivo recurrente: se producen repetidos episodios depresivos durante la vida de la persona.
- Distimia: sus características son similares, pero menos intensas que los de la depresión mayor. Este trastorno es crónico y continuo en el tiempo.
- Depresión psicótica: esta se da cuando una depresión coincide en el tiempo con un proceso psicótico (alteraciones de la realidad como alucinaciones y delirios).
- Trastorno bipolar: los periodos depresivos conviven con periodos maniacos como son euforia, mayor actividad o autoestima, irritabilidad…
- Depresión postparto: se produce cuando una mujer sufre ansiedad, irritación, tristeza con llanto e inquietud grave dentro del primer mes después del parto.
Diagnóstico y tratamiento de la depresión
El mejor tratamiento para la depresión es un diagnóstico correcto. Para ello, es imprescindible realizar una valoración de los síntomas del paciente y del tipo de depresión para así poder conocer su gravedad. Actualmente existen dos tipos de tratamiento: la psicoterapia y los antidepresivos. Ambos están destinados a mejorar los síntomas, recuperar el nivel de funcionamiento psicosocial previo y prevenir futuros episodios de depresión.
¿Cómo puede ayudar Apapachoa?
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Además, son una buena manera de prevenir los trastornos depresivos por las diferentes áreas que tratan, ya que estos muñecos también ayudan a disminuir otros síntomas relacionados con otras enfermedades como, por ejemplo, puede ser el dolor crónico, llegando a provocar depresión en algunas personas que lo padecen.
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