Dolor crónico. La enfermedad invisible
Nueve millones de personas viven con dolor crónico en España y de ellas cerca del 62% no han sido derivadas nunca a una unidad del dolor. A día de hoy sigue existiendo una gran falta de información con dicha enfermedad que muchos no llegan a tratarse.
La OMS, buscando una mejora de los tratamientos y del cuidado de los pacientes ha propuesto una nueva definición de dolor crónico. Buscan conducir a que los gobiernos tengan un nuevo interés en el dolor y cómo sus sistemas de salud lo evalúan y lo tratan.
Pero… ¿Qué entendemos como dolor crónico?
Conocemos comúnmente el dolor como un mecanismo de alerta del organismo que informa de que el cuerpo está sufriendo daños, este es conocido como dolor agudo.
Sin embargo, el dolor crónico es más complejo, no finaliza cuando desaparece la causa que lo originó, sino que, como lo define la Asociación Internacional de Estudio del Dolor (IASP), “persiste en el tiempo y acaba afectando severamente al entorno emocional, familiar y laboral, pudiéndose considerar una enfermedad en sí mismo”.
Generalmente, se asocian ciertas características al dolor crónico:
- Dura más de 3 meses.
- Tiene una duración de más de 1 mes después de que la lesión o el trastorno que causó el dolor remita.
- Se asocia a enfermedades crónicas o a lesiones que no se curan.
- Suelen repetirse a lo largo de meses o años.
Se calcula que alrededor del 35% de los pacientes vive sufriendo dolor durante toda su vida. Esta estimulación repetida puede modificar la estructura de las fibras y células nerviosas y como resultado, provocar que, en estímulos que antes no eran dolorosos pueda aparecer dolor o que los estímulos dolorosos sean más intensos; esto se llama sensibilización.
Hay que ser conscientes de que a veces, la causa del dolor es visible, por ejemplo cuando se ha sufrido una lesión que ha podido derivar en un dolor crónico (una lesión en la espalda que deja un dolor crónico en esta); pero también nos podemos encontrar un dolor crónico cuya causa no es visible y por tanto es desconocida (dolor de cabeza crónico).
Síntomas característicos
El dolor crónico puede aparecer en cualquier parte del cuerpo y puede causar una serie de sensaciones similares a aquellos que lo padecen. Estos síntomas pueden interferir con la vida del paciente, impidiendo que esta se desarrolle con normalidad, e incluso pudiendo interferir con la vida de aquellos miembros de su entorno.
Las personas que lo sufren a menudo se sienten cansadas, tienen problemas para dormir, pierden progresivamente el apetito, que suele ir acompañado por la pérdida del gusto por la comida y bajan de peso.
Todos estos síntomas pueden hacer que aquellos que padecen dolor crónico no puedan desarrollar sus vidas como quisieran, y que esto derive en problemas de autoestima y depresión al verse incapaz de hacer frente a su situación.
El dolor irruptivo es un brote de dolor de corta duración y a menudo intenso, diferente en cada persona, que puede aparecer, de forma impredecible, durante el tratamiento. Recibe este nombre porque aparece a pesar del tratamiento pautado que se ha indicado para el control del dolor.
¿Como tratar el dolor crónico?
Tratar el dolor crónico es una tarea muy compleja, esto proviene de que el propio dolor es un mecanismo creado y regulado por el cerebro. Mientras que el agudo alerta de que algo está mal en dicho momento, el crónico obedece a un fallo en los sistemas nerviosos.
“El dolor es como el sonido, que nunca deja de existir, pero las emociones funcionan como el volumen, que puede amplificar o acallar la sensación. Eso explica que, en una situación de estrés, nuestro dolor se amplifique; mientras que si nos concentramos en una sensación agradable, disminuya”, afirma Jordi Montero en su libro Permiso para quejarse.
El tratamiento para el dolor crónico se centra principalmente en reducir su intensidad y su frecuencia, buscando facilitar la vida al paciente. Muchos expertos afirman que “El bienestar emocional, la dieta y el estilo de vida tienen mucho que decir para un paciente con dolor crónico”.
Entre las diversas formas de hacer frente al dolor crónico, las más comunes son el tratamiento farmacológico, la terapia y la medicina complementaria.
- Tratamiento farmacológico: comúnmente se utilizan analgésicos, antidepresivos y anticonvulsivos. También se puede llegar a recetar opiáceos, pero con mucha precaución, ya que, si estos no se ingieren de forma correcta pueden causar adicciones.
- Terapia: existen diversas terapias, como por ejemplo la fisioterapia, los ejercicios de bajo impacto como caminar o ir en bicicleta y la terapia ocupacional, entre otras.
Medicina complementaria: medicina alternativa como la acupuntura o los masajes.
¿Cómo puede Apapachoa ayudar con el dolor crónico?
Como hemos señalado antes, el dolor crónico se trata de una experiencia en que incluye aspectos sensoriales, emocionales y sociales que conlleva que cada persona experimente de forma individual su dolor, llegando a limitar la habilidad para trabajar, disfrutar y cuidar de uno mismo.
Sufrirlo puede tener un efecto psicológico sobre la persona, por lo que el uso de terapias no farmacológicas puede ayudar a afrontar mejor la situación. En este sentido, la terapia con muñecas y robots de compañía pueden ayudar a mejorar el bienestar psicológico y contribuir a relajarse, tanto en niños como en adultos. Es por ello que en Apapachoa intentamos unir la calidez de una muñeca con la tecnología más novedosa, y aunar los beneficios derivados de ambas terapias.
¡Deja que Sara Mora, nuestra neuropsicóloga, te cuente más!
Leave a Reply