Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo de carácter neurobiológico originado en la infancia y que se caracteriza por la dificultad para prestar atención, hiperactividad y conducta impulsiva. El TDAH supone uno de los trastornos psiquiátricos infantiles más frecuentes. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 6% de los niños de la población general lo padecen, un trastorno que puede continuar en la edad adulta, afectando al 3% de la población.
Sin embargo, existe un gran desconocimiento sobre este trastorno. Según un estudio realizado en España, solamente un 4% de los encuestados saben definir el TDAH sin ningún tipo de ayuda.
¿Cuáles son sus síntomas?
A los niños normalmente les cuesta concentrarse y comportarse bien en determinados sitios, todo ello entra dentro de lo habitual. Sin embargo, hay que empezar a alertarse cuando los niños siguen teniendo esos síntomas a medida que van creciendo y comienzan a tener problemas en el colegio, en casa o con sus amigos. Los síntomas más comunes son los siguientes:
- Moverse mucho y mostrarse inquieto, tener dificultad para quedarse en un sitio o esperar su turno.
- Dificultad para concentrarse en las tareas.
- Grado de atención muy bajo y fracaso escolar.
- Problemas para jugar sin hacer ruido.
- Correr y subirse a muebles o a otros objetos de manera excesiva.
- Impaciencia extrema.
- Hablar mucho o interrumpir excesivamente o contestar de forma impulsiva antes de escuchar las preguntas.
- Cometer errores por descuido o correr riesgos innecesarios.
¿Y sus causas?
Aunque las causas exactas del TDAH no se conocen con exactitud, los factores que pueden estar relacionados con su desarrollo son la genética, el medio ambiente o problemas con el sistema nervioso central en momentos clave del desarrollo. Se clasifican de la siguiente manera:
- Anatomía y función del cerebro: las investigaciones muestran que algunas partes del cerebro suelen ser un poco más pequeñas o tardan más tiempo en desarrollarse en los niños con TDAH.
- Genes y herencia: el TDAH suele ser de manera frecuente un trastorno hereditario. Los niños con este trastorno tienen una probabilidad de 1 entre 4 de tener padres con TDAH.
- Nacimiento prematuro: el cual aumenta el riesgo de desarrollar TDAH.
- Exposiciones prenatales: como pueden ser el consumo de alcohol o tabaco durante el embarazo.
- Toxinas en el medio ambiente: son los casos menos frecuentes, pero pueden provocar el desarrollo de este trastorno, como puede ser la exposición al plomo, el cual puede afectar al desarrollo y comportamiento de un niño.
¿Qué tratamientos se utilizan?
El diagnóstico del TDAH es fundamental y debe ser realizado por un profesional médico o un psicólogo clínico. El tratamiento más eficaz consiste en la combinación de medicación, psicoterapia conductual, entrenamiento a los padres y apoyo escolar.
El tratamiento farmacológico en el TDAH, no solo debe individualizarse y adaptarse a las características únicas e irrepetibles de cada niño que lo recibe, sino que además debe revisarse de forma periódica y adaptarse a los cambios que se producen en las diferentes etapas evolutivas de la vida.
¿Cómo pueden ayudar los muñecos Apapachoa?
En Apapachoa ayudamos a combinar la terapia farmacológica con la terapia con muñecos terapéuticos con el único fin de aliviar los síntomas y dolencias del TDAH. Los niños con TDAH presentan altos niveles de activación conductual y estos muñecos funcionan como un objeto de distracción o relajación para ellos, ya que ayudan a disminuir el estrés y la ansiedad que produce la hiperactividad y además tienen un claro beneficio para la mejora del trastorno.
Su uso en la terapia psicológica ayuda a los terapeutas a que los niños aumenten la concentración y tengan grandes beneficios en la regulación emocional y el desarrollo de la autoestima. En concreto, el muñeco antiestrés de Apapachoa estimula las sensaciones, ayudando a regular el nivel de actividad del niño y redirigiendo su atención. Esto se debe a que estos muñecos estimulan la actividad en el área frontal y prefrontal del cerebro, ambas relacionadas con la atención y el procesamiento de la información. Con ellos los niños desarrollan su imaginación y el juego simbólico, y son una fuente inagotable de horas de juego, sin olvidar que también favorecen el desarrollo del lenguaje.
Además ayudan a mejorar aquellas áreas en las que los niños con TDAH suelen presentar más dificultades, ya que el juego con muñecos permite autorregular su actividad mediante el desarrollo de funciones ejecutivas como son la mejora de la velocidad de procesamiento e inhibición de la respuesta, el razonamiento lógico y verbal, la percepción visual y la memoria y, por último, la reducción de la conducta impulsiva y el aumento de la tolerancia a la frustración.
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